El
29 de este mes se conmemora el aniversario 119 del nacimiento de quien
Roberto Clemente llegó a decir que fue mejor pelotero que él; mientras
el mítico lanzador Satchel Paige, quien a los 58 años jugó con los
Atléticos de Kansas City en la Liga Americana, sentenció en sus memorias
que fue el mejor bateador que enfrentó en toda su carrera.
Sin
embargo, Pancho Coímbre, nacido en Coamo en 1909, inscrito en Arroyo e
hijo adoptivo de Ponce, ni siquiera fue considerado para la votación
final del Salón de la Fama de la Liga Negra, en 2006, a pesar de
promediar .377 de por vida en su participación con los Cuban Sugar
Kings, mejor que Roy Campanella y al nivel de Joshua Gibson, Monte
Irvin, Cool Papa Bell y Artie Wilson.
Traigo
esto a colación porque Pantalones Santiago, as del montículo para esa
época y posteriormente, anda en trámites de que sea reconocido como
inmortal este dictador del bateo, que en liga invernal de aquí tuvo
1,915 turnos y solamente se ponchó 29 veces, lo que podría ser un récord
mundial; en una ocasión en 239 visitas al plato en 1949, en que
marcaría su adiós de los parques, pero antes había superado el promedio
de .400 en dos campañas, habiendo jugado además en Canadá, Colombia,
México, República Dominicana y Venezuela.
Pero
no tan solo Clemente y Paige lo llenaron de elogios, sino que Rafael
Pont Flores, el mejor columnista deportivo que ha habido en Borinquen,
escribió el 24 de diciembre de 1947 en el diario El Mundo que en su
bautizo asistieron los Tres Reyes Magos, uno de frotó las piernas para
que fueran veloces, otro le dio un masaje en su brazo derecho para
fortalecérselo y el tercero le puso sobre sus párpados el ungüento de la
eterna vista.
Entre 1951 y 1976 fue
escucha de los Piratas de Pittsburgh, de ahí que Clemente supiera de sus
proezas, pero en 1989 falleció cuando no pudo escapar al fuego en su
hogar ponceño.
Con estas Coimbradas, quién pudo negarle la inmortalidad beisbolera.
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