El boricua Víctor Pellot Power ha sido uno de los valiosos
exponentes de la primera base, una posición que ha defendido grandes
jugadores latinos como sus compatriotas Orlando Cepeda y Carlos Delgado;
el venezolano Andrés Galarraga, el dominicano Albert Pujols, el cubano
Atanasio “Tony” Pérez, el panameño Rod Carew, entre otros, pero
indiscutiblemente, nadie ha sido como él. De hecho, lo llamaban el “hombre
mágico.”
Vic Power nació en Arecibo, Puerto Rico, el 1 de noviembre
de 1927. Muchos aseguran que cuando su señora madre, Maximina Pové (el
apellido Power se originó por un error de una maestra de escuela), lo
trajo a este mundo, le puso un mascotín de primera base en la mano. Claro, esto
es sólo un decir, pero seguirá siendo una buena forma de ilustrar la
enorme capacidad defensiva que tuvo este glorioso pelotero boricua, ya que
en esa posición realizó jugadas de novela.
El 18 de octubre de 1947, cuando aún no cumplía los 20 años
de edad, debutó como profesional en la Liga de Puerto Rico con los
Criollos de Caguas. Vic Power al llegar comenzó a mostrar sus grandes
dotes como pelotero, al conectar jonrón en ese mismo juego, convirtiéndose en
el primer jugador novato en batear un cuadrangular en su debut en la liga.
Al concluir la temporada en Puerto Rico, Vic Power se fue a
Canadá, aprovechando la oportunidad que le brindó Quincy Trouppe para
jugar en la Liga Provincial de Canadá que funcionaba en el área de Quebec,
donde logró deslumbrar por su habilidad defensiva y ofensiva. A partir de ahí,
su carrera comenzó a ascender vertiginosamente.
En Puerto Rico siempre se dijo que Vic Power estaba en una
elite de los mejores jugadores boricuas conformada por Roberto Clemente y
Orlando ‘Peruchín’ Cepeda, dos miembros del Salón de la Fama de
Cooperstown. Sin embargo, no está en el templo de los inmortales, tal vez
porque cuando jugó en Grandes Ligas la barrera racial estaba recién rota
por el legendario Jackie Robinson en 1947, y todavía quedaba (quedó)
destellos por unos 20 años más. Lo que sí podemos destacar es que Víctor
fue el mejor jugador puertorriqueño en la década de los 50 en
Grandes Ligas. En cuanto a la situación racial, Víctor no fue ninguna
excepción, siempre hizo referencia a las discriminaciones que soportó. Sin
embargo, en su isla natal lo llamaba el poeta José Gautier Benítez “La
perla de los mares,” un trato más justo, muy diferente. El color de la piel no
era relevante, todos podían jugar con los mismos derechos y beneficios.
Por esa razón, Víctor mientras estuvo activo jamás dejó de participar en
un torneo en su querida Borinquen, todas sus 16 temporadas con los
Criollos de Caguas.
Además de poseer un mágico guante, también fue un excelente
bateador. En Puerto Rico, fue campeón de bateo con .347 de promedio el
mimo año que ganara un campeonato como mánager-jugador con los Criollos de
Caguas en la temporada 1959-1960. Ya anteriormente, había logrado su
primera corona de bateo en 1955-56, con .358 de promedio y también lideró la
liga en hits, con 87. Actuación que lo llevó a ser premiado como el
Jugador Más Valioso.
De por vida en el liga puertorriqueña, Pellot Power sonó 980
hits, séptimo en la lista de todos los tiempos; figura cuarto en dobles
(155), sexto en triples (38), tercero en jonrones (55) y
carreras impulsadas (489), undécimo en anotadas (463) y noveno en
turnos al bate (3.305).
Referencia:
http://latinobaseball.com/victor-pellot-power-el-mejor-primera-base-latino-de-todos-los-tiempos/
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